10 mitos acerca del tratamiento con testosterona
La terapia con testosterona bioidéntica a las dosis adecuadas es totalmente segura y permite realizar un correcto reequilibrio hormonal. A pesar de ello, existen rumores y mitos carentes de evidencia científica.
Algunas de estas ideas erróneas que se mantienen en el imaginario colectivo son: que la testosterona es una hormona “masculina”; que su único papel en la mujer es el deseo sexual y la libido; que su tratamiento masculiniza a las mujeres; que puede producir voz ronca (varonil); que produce caída del cabello; que tiene efectos adversos a nivel cardiovascular; que causa agresividad; o que puede aumentar el riesgo de cáncer de mama.
Muchos de los mitos que generan mala fama a las hormonas son derivados de lo que se conoce de los anabólicos esteroides, o de los reemplazos hormonales de antaño, que nada tienen que ver con la testosterona bioidéntica.
La terapia con testosterona es cada vez más usada para paliar los síntomas de deficiencia hormonal en mujeres y hombres a nivel mundial.
A pesar de que numerosos estudios científicos muestran la seguridad y eficacia de este tratamiento, se han creado rumores y mitos inciertos sin evidencia médica.
Recuerda que nuestro objetivo es equilibrar los valores hormonales de nuestros pacientes en los niveles que teníamos en nuestra juventud para lograr una mejor calidad de vida.
Hombres y mujeres necesitan de la testosterona para tener un buen funcionamiento de su eje hormonal.
Incorrecto. Existen receptores para testosterona en prácticamente todos los tejidos del cuerpo de la mujer. La testosterona y sus precursores disminuyen con la edad, y las mujeres pre y postmenopáusicas pueden experimentar síntomas de deficiencia androgénica tales como: falta de concentración, alteraciones del ánimo, malestar, fatigabilidad, pérdida de densidad ósea y masa muscular, embotamiento mental, trastornos de memoria, sofocos, molestias articulares, disfunción sexual, etc.
La testosterona es esencial para la salud física y mental de la mujer.
La reposición de los niveles hormonales ideales (aquellos que teníamos con 18-25 años), lejos de masculinizar, estimula la feminidad. Con la dosis necesaria para cada paciente la testosterona no tiene efectos masculinizantes en la mujer.
La ronquera puede afectarnos a todos en diferentes momentos por causas inflamatorias o infecciosas en la garganta, siendo reversible. No hay un mecanismo por el que la testosterona pudiera producir este fenómeno, e incluso con dosis elevadas de otros andrógenos no hay evidencia clara de ronquera o cambios irreversibles en las cuerdas vocales.
Hecho: no hay evidencia de que testosterona produzca cambios en la voz.
La pérdida capilar es un proceso complejo, multifactorial, condicionado también genéticamente. La alopecia “androgénica” se refiere a un patrón de pérdida capilar de distribución similar a la del hombre, no refiriéndose tanto a la causa, sino a la distribución de la misma. En todo caso, es la dihidrotestosterona (DHT), y no la testosterona, la que está implicada. Al contrario, la alopecia en realidad es un disbalance hormonal, con testosterona baja y DHT alta.
El correcto balanceo hormonal con testosterona, mejora el cabello tanto en hombres como en mujeres.
Su reposición tiene un efecto beneficioso en el metabolismo de la glucosa, colesterol y los lípidos, así como en el mantenimiento de la masa muscular en el cuerpo de hombres y mujeres. Siendo el corazón un músculo más, se beneficia ampliamente de la reposición hormonal.
Este es un rumor “importado” del mundo de los anabólicos esteroides (andrógenos sintéticos) que se toman en altas dosis por vía oral y efectivamente producen daño hepático. Lo cierto es que la testosterona como se aplica actualmente (en crema o pellet) evita el primer paso por el hígado y no tiene efectos adversos hepáticos (no hay aumento de transaminasas ni altera los factores de coagulación). No hay relación entre testosterona administrada de esta forma y la aparición de coágulos.
Aunque los anabolizantes a altas dosis pueden causar agresividad y ataques de “rabia” (de ahí viene el rumor), esto no sucede con la testosterona.
De hecho, en mujeres y hombres con síntomas de falta de testosterona, su reposición mejora la ansiedad e irritabilidad en más del 90% de los casos.
Desde 1937 se sabe que el cáncer de mama es generalmente estrogénico-dependiente y que la testosterona podría tener un posible efecto protector del tejido mamario, e incluso existen publicaciones en los que se usa testosterona para el cáncer de mama.
La testosterona no aumenta el cáncer de mama; de hecho podría tener un papel protector.
Existen datos de reposición hormonal, durante más de 40 años en todo tipo de pacientes que han mostrado seguridad en este tratamiento, siendo los efectos secundarios consecuencia de la toma por vía oral (ya no se usa) o de un incorrecto equilibrio en la reposición.