En mi experiencia como cirujano, sé que la labioplastia no se trata simplemente de ‘cortar piel’. Es un procedimiento que requiere precisión y un enfoque integral, donde se debe armonizar cuidadosamente la piel alrededor de la vulva, el clítoris y el ano, logrando un resultado estético y funcional, sin alterar la sensibilidad ni la estructura natural.

Siempre realizo este procedimiento en quirófano, bajo anestesia y en una clínica de primer nivel, garantizando las máximas condiciones de seguridad y confort.

Diariamente, recibo casos de pacientes que optaron por procedimientos económicos realizados bajo anestesia local, donde solo se eliminó piel, dejando resultados mutilantes y desequilibrios que son muy difíciles de corregir. Por eso, considero que la labioplastia debe ser tratada como un arte y realizada con un enfoque profesional y responsable, desde la primera vez.